domingo, 8 de junio de 2008

EL FIN DE UNA ETAPA

Estudiando hasta el último momento. Elaboración propia

¿Filosofía o historia?, ¿magisterio o enfermería?, ¿medicina o veterinaria?... Durante estos días los alumnos de segundo de bachillerato se cuestionan su futuro. Algunos, los menos, lo tienen claro: "yo, periodista", "siempre he querido ser arquitecto"... Otros ni siquiera están seguros de querer entrar en la universidad pero todos ellos se enfrentan la próxima semana al examen más importante de su trayectoria académica: la selectividad.

Casi 4000 alumnos aragoneses realizarán este año la prueba de acceso a la universidad en cinco municipios: Zaragoza, Huesca, Teruel, Barbastro y ALcañiz. Las bibliotecas llevan dos semanas saturadas de estudiantes nerviosos e impacientes que desean terminar cuanto antes los seis examenes que tiene la prueba. Con ella empieza uno de los veranos más largos y finaliza una de las etapas mas importante de sus vidas.


Alba Catalán, alumna de 2ºBachillerato:

domingo, 1 de junio de 2008

EL CUENTO DE NUNCA ACABAR (actualización)

Los pisos suben a pasos agigantados y los sueldos no lo hacen en la misma proporción de manera que una persona con un trabajo cualificado se independiza, con suerte, a los 28. En los últimos años se ha generalizado una solución al problema: la vivienda de protección oficial (VPO) que en Zaragoza se ha convertido, prácticamente, en la única opción de compra.

Para conseguir una VPO es necesario un contrato de trabajo que, junto a una solicitud, debe presentarse en el registro oficial de vivienda protegida. Cuando el solicitante ha cotizado durante un periodo determinado accede a los sorteos de vivienda. Si tiene suerte o conoce a alguien, en un par de años verá su nombre en una lista en Internet y a los cuatro o seis meses recibirá una carta felicitándole por la obtención del piso. Después pagará la entrada y esperará durante otros dos o tres años a recibir ese hogar tan esperado.

Parece impensable que después de toda la espera, haya personas que rechacen un piso protegido porque no le guste el pasillo, las ventanas sean pequeñas, la cocina tenga poca luz o los muebles del baño no combinen con el albornoz. Pero no son sólo estas anécdotas los motivos por los que los aragoneses rechazan una vivienda. EL principal problema es la imposibilidad de pagarla a pesar de que tratarse de un hogar “barato”. Sara Aranda, de 22 años, tiene que dar la entrada del piso en junio: “Al principio mis padres me van a tener que ayudar porque se me queda una hipoteca de más de 500 euros”. Sheila Gómez, por otro lado, ha tenido que pedir un crédito para afrontar la entrada: “no podía decir que no al piso. Espero que no lo acaben pagando mis hijos”. Pero ni a todos los avalan sus familias ni les conceden un crédito. Es el caso de Alba Catalán que no puede afrontar una hipoteca sin un contrato fijo y con un sueldo de 850 euros: “En los bancos solo le dan dinero a los que ya tienen”-sentenció.

Como Alba, hay cientos de aragoneses que no pueden adquirir en propiedad una vivienda y las soluciones no llegan. Las constructoras privadas tienen que vender pisos al ayuntamiento para convertirlos en VPO porque nadie los compra y la emancipación llega cada día más tarde.


Las constructoras no venden pisos porque los zaragozanos no pueden pagarlos. Elaboración propia

Más información:

Ana Lluch: Un futuro incierto